SUAVEMENTE

 

 

 

 

 

 

Suavemente...

Suavemente te metiste en mi vida
como gota de rocío que, despacio,
humedece en la mañana las espigas.

Suavemente...
fuiste haciendote mi dueña.
sin ruídos, ni alharacas, ni con prisa.

Suavemente...
como sopla en primavera,
en el mar la fresca brisa.

Suavemente...
penetraste en mi alma.
Solo usaste, de tus ojos, la mirada,
la belleza de tu risa y el candor de tus palabras.

Y con solas esas armas,
sin que yo me diese cuenta,
conseguiste que te amase locamente...

Suavemente...

© Antonio Pardal Rivas

Noviembre, 2005

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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