POR ESO...
|
||
|
Porque eres manantial de agua cristalina
que mitigas mi sed de amor y de ternura. Porque eres luminaria situada en cada esquina que das luz a mi vida en tiempos de amargura. Porque fuiste mi sol en días de tormenta y le diste el calor que a mi alma le faltaba, cuando inerte y muy sola, de amor estaba hambrienta, y una caricia tuya, mi pecho alimentaba. Porque fuiste, del mar, la limpia y fresca brisa que soplaba en mi rostro, cuando triste, lloraba. Porque fuiste la flor que, humilde, con tu risa y tu aroma hechicero, mi desgarro curaba. Porque tú siempre has sido, en mi trágica vida, la única persona que en verdad me ha querido, perdonando mis fallos y dándome acogida, cuando hundido y deshecho me encontraba afligido. Por todas esas cosas y muchas más que siento, te quiero y te querré mientas siga existiendo, hasta el postrer suspiro, hasta mi último aliento, que te susurrará... lo que te estoy queriendo... © Antonio Pardal Rivas Octubre, 2005
|
|