LAS HORAS MUERTAS

 


Las olas están muertas
y la mar en calma.
Hay un árbol quieto
que el aire no mueve
bajo un cielo azul
de nubes inertes.

Un río cansino
con su espejo inmóvil
y una paz interna
que embarga mi alma.
Un suspiro sordo
trás de la arboleda.

Un sueño que sueña
en la adormidera
la silueta quieta
de niña coqueta.
Que siga perdido el aire
no vaya a moverla,
que así quiere verla
mi naturaleza.


Emilio García del Nido.
13-julio-2.007 .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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