DÉCIMAS DE UN ANHELO ESPERANZADO

 

 

 

 

 

Me siento Frankestein con mi corsé
andando a trompicones sin soltura,
si, la vida a veces es muy dura
y deshizo los planes que tracé.

Una playa, una brisa, ya se fue
mas la esperanza sigue en lo posible
superando aquello no invencible
y al final conseguir poder marchar

a mediados de mes; poder lograr
ganar esta batalla impredecible...


Sofía Martinez-Avellaneda
30 de julio de 2007

 

 

 

 

 

 

 

 

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