No recuerdo tu rostro, ni otra cosa;
el tiempo fue piadoso y lo ha borrado,
tan sólo aquel perfume que evocado
me transfiere el olor de alguna rosa.
Años en que soñé ser mariposa
de un color transparente e irisado
buscando el horizonte tan buscado
camino de la estrella más hermosa.
¿Me engañé?, ¿te engañé, o me engañaste?,
no importa lo que fuera pues no ha sido
ni siquiera tus ojos me dejaste.
Clamé al dulce sentir que trae olvido,
en nebulosa azul..., así quedaste
y en el libro que narra lo vivido...
Sofía Martinez-Avellaneda
4 de octubre de 2008.