¿EN QUÉ ME EQUIVOQUÉ, DIME, ALMA MÍA?

 

En qué me equivoqué, dime, alma mía
si todo mi interés puse en la empresa
con toda mi ilusión? Mas, por sorpresa,
robaron de mi pecho la alegría.

No apuesto por vivir esta agonía,
no puedo con tal carga que me pesa
cual losa de granito y mi alma presa
mantiene en cárcel tétrica y sombría.

Mas tengo que vivir, no hay más remedio;
seguir en mi tarea es procedente.
Las fuerzas sacaré por algún medio,

tranquilo debo estar y ágil de mente;
logrando resistir el duro asedio
del mundo, del dolor y de la gente.


Francisco Escobar Bravo
16 de junio de 2007

VOLVER