Suave arena; infinita, blanca, cálida
sombra de tu mirada; plata, ardoroso
rayo negro en la noche de tu melena;
leal en su vuelo, plena y real crisálida.
Siempre extiendes tus granos aromáticos,
sal de amor, que se escurren por la piel suave;
luz de vida esperando agua fresca, nube
clara para excitar deseos erráticos
Vívida arena, turbas tú la pasión
con los mantos boreales de mil auroras
y llamas al deseo orlada de espuma.
Te observo de mañana cuando orgullosa
elevas tu cabeza sobre el azul
sacudiéndote jirones de gris bruma.
Joaquín Pérez de la Blanca y Vida.
12-agosto-2007
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