AMAPOLAS Y JARAMAGOS (A mi nieta Laura)

 



Leve roce sobre el pecho,
un tirón de la camisa,
mi brazo sobre tu cuerpo
y ese hoyito en la barbilla…
Cuando fuiste a despertar
te iba queriendo sin prisa
entre amapolas del campo,
unas blancas margaritas
y el canto de los jilgueros
que hasta allí traía la brisa.
No quería que acabara
aquella pausa divina
y te estreché entre mis brazos
para no perderte ¡vida!.


Al volver la vista a ti
creí ver que sonreías,
cómo los ojos cerrabas
y una lágrima caía
resbalando por la seda
de esa carita dormida
llegándote hasta los labios
donde ocultas tu sonrisa.
Cubrí tu cuerpo de plata
con luz de luna bendita
y le dije a las estrellas
que no fueran tan deprisa,
que marcharan lejos, lejos
hasta que llegara el día
porque yo quería tenerte
aún en mis brazos dormida.

Joaquín Pérez de la Blanca y Vida.
19-noviembre-2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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