El sentimiento es el motor del alma
y mi intelecto su esencial mentor,
con el controlo ser el redentor
para evitar el mal que cruel la ensalma
Quiero llegar a conseguir la palma
del bien y, como fiel interventor
de mi existencia, que no su inventor,
llevarla de blasón, en paz y calma.
Prefiero esclavo ser de lealtad
y no condueño de la hipocresía
que reina en este mundo de maldad.
Sea quizá pueril mi fantasía,
pero seguro voy con la bondad
como precepto, ¡mi mente lo ansía!
Carlos
21 de enero de 2008