SIN DESCENDENCIA

 

 

 

Las calurosas noches de verano
frescas están sin tu ardorosa esencia
al no tenerte, el hueco de tu ausencia
las torna en las de un monje cartujano.

Los días son eternos, pues el vano
vivir me lleva raudo a la demencia,
vasallo y no señor de mi conciencia
que presa está del denso y vil arcano.

Rápido y en silencio te marchaste,
sin brotes, cual semilla desabrida,
sólo, sin descendencia me dejaste.

Es tan sangrante la mortal herida
que quiero dar final a este contraste
de mi existencia cruel y dolorida.







20 de junio de 2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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