Vienen a mi recuerdos de inocencia
dulce, tesoros puros y gozosos
de la niñez pasada en los hermosos
años que ya se fueron, sin anuencia
Me siento sólo, vano de su esencia.
Y vivo soplos nuevos y medrosos
que por dañinos, malos y morbosos
me llevan al final de la existencia.
Y no le temo al término que acecha,
sino a dejar pendiente tanto grano
sin recoger de mi nimia cosecha.
Es esta vida tan frugal y estrecha
que pronto se va el joven y el anciano
llega con la salud rota y maltrecha.
27 de mayo de 2007.